Las aguas más transparentes y profundas de toda la Costa Tropical las encontramos en estos parajes. Si circulamos por la N-340 en dirección a Motril, una vez pasada la localidad de Castell de Ferro, podremos divisar desde un pequeño y poco advertido mirador que esto es así. El fondo adquiere tonos azules y turquesas. Para los caleños su vida gira alrededor de la playa, el luTodo ello contribuye que cada vez más turistas hayan elegido éste como su d
estino preferido e incluso residencial durante todo el año, aunque es en verano cuando ve multiplicado su número de habitantes. Es un pueblo situado a 13 kilómetros de Motril, que cuenta con Ayuntamiento junto con Carchuna desde hace escasos dos años. Su joya es una magnífica playa de arena gruesa y limpia, de aguas profundas y transparentes, que por su litoral suele estar habitualmente en calma, aunque tiene una mayor bravura en la zona de El Embarcadero, donde la vista se pierde ante una estampa de decenas de barquitas bajo el amparo de su acantilado.
La historia de este pueblo siempre ha estado unida a la del mar. En la actualidad es un lugar ampliame
nte visitado por aficionados a la pesca de caña y la submarina, donde existen varias escuelas donde se imparten cursos de submarinismo. El chapoteo de las olas contra las rocas hace sospechar – junto con la leyenda – que un buen número de secretos se quedaron ocultos en el fondo de esta agua. Como también ha quedado enterrada en el tiempo su tradición de puerto pesquero que aventajó hasta el siglo XIX al del Varadero, de Motril. Pocos saben hoy día que era donde atracaban los barcos de comercio que navegaban hasta el continente americano y a otros puntos del mundo, por considerarse que su ensenada tenía mejor fondo para ello.Fue en 1841 cuando se concede a su puerto la categoría de aduana de segunda clase, como han difundido en los últimos tiempos los historiadores locales. Uno de los hechos que tienen casi la certeza de que ocurrió en realidad es que el 13 de octubre de 1805 un barco inglés, con bandera española, se adentró en las costas granadinas, pasando el castillo de Carchuna y el Farillo hasta el puerto de Calahonda, donde izó su verdadera bandera y comenzó a cañonear a los barcos que allí se encontraban atracados. El núcleo de
Breve recuerdo al pueblo de Calahonda en el año (1958), extraido de la película "Villa Alegre", es una vuelta al pasado de este maravilloso pueblo.

