RESEÑA
HISTÓRICA:
CONSTRUCCIÓN
DE LA IGLESIA ANTIGUA DE CALAHONDA.
“Arquitectura religiosa
en el arzobispado de Granada (1773-1868)” CALAHONDA, que hasta finales de XVIII
constituía la simple agrupación de un pequeño número de viviendas cuyos
habitantes se dedicaban casi exclusivamente a la pesca, experimentó un rápido crecimiento
demográfico desde comienzos del XIX. Esta circunstancia no es de extrañar si se
tienen presentes paralelas afluencia de población que se asientan con carácter
estable en otros puntos próximos a la costa granadina.
Desaparecido el peligro
marítimo pueblos enclavados en el interior ven desplazarse parte de sus
habitantes hacia el mar, consolidando de esta manera pequeños asentamientos que
por su dispersión o por su escaso número de vecinos no constituían
corporaciones organizadas ni contaban con los mínimos servicios civiles o
eclesiásticos.
Calahonda será pues, la
réplica costera del cercano pueblo de Gualchos, que se sitúa en la sierra
próxima y del que dependía para los servicios religiosos.
EL 30 de agosto de 1852
el alcalde pedáneo de Calahonda, en nombre de los vecinos, escribe al arzobispo
de Granada D. Salvador Reyes y García de Lara exponiendo las circunstancias que
hacen precisa la construcción de un templo parroquial. En estas fechas de
mediados de siglo no se contaba con edificio alguno para celebrar el culto,
planteando al arzobispo la dificultad que suponía el desplazamiento hasta
Gualchos por un camino de difícil acceso.
En diversas ocasiones se había
acudido ante las autoridades civiles y eclesiásticas solicitando fondos
públicos para construir un templo, por lo que con esta carta se pretende
abiertamente halagar la vanidad del arzobispo haciéndole ver la urgencia de sus
reclamaciones en los siguientes términos: “hoy que tenemos la dicha de venerar
en la dignísima persona de V.E.I. a un prelado cuyos gloriosos antecedentes le
colocan en el número de los varones, que con su sabiduría y apostólico celo han
ilustrado y hecho florecer la religión católica, nos cabe la entera confianza
de que hará participe a esta población de los beneficios de su ferviente piedad
y de su virtud, los exponentes de V.E.I. suplican se digne dictar las medidas
convenientes, interponiendo su poderosa influencia para con la competente
autoridad civil a fin de realizar en este pueblo la erección de tan deseado
templo y de señalar la dotación de un ministro que lo sirva con dependencia de
la iglesia de Gualchos” ofreciéndose el pueblo a contribuir en las obras con su
trabajo personal.
El cura de Gualchos
Francisco Sevilla, ratificó las afirmaciones del alcalde. Hechos los
correspondientes trámites por el arzobispo, el Ministerio de Gracia y Justicia,
viendo la urgencia del caso, ordenó al arquitecto académico de San Fernando
Francisco Enríquez y Ferrer que realizara el proyecto y presupuesto, siendo
informado del hecho el arzobispo, el 31 de octubre de 1856. El informe,
presupuesto y planos se firman en 1857 En el informe el arquitecto escribe que
en 1737 cuando se edificó el castillo del pueblo, apenas si contaba con unas
pocas casas, cuando ahora el número de almas era de ochocientas cincuenta.
Atendiendo al número de personas que podían asistir del vecindario a la iglesia
y teniendo en cuenta las mínimas condiciones de higiene exigidas para un
edificio que debía acoger a un número considerable de personas, se calculó como
es habitual, la extensión mínima de que debía dotársele.
La forma otorgada al
nuevo templo es de cruz latina con la cabecera semicircular. Se especifica el
interés puesto por el arquitecto en conseguir los menores gastos sin descuidar
la solidez de la obra. El templo debía construirse dispuesto de Este a Oeste,
dejándose una calle alrededor y una plaza delante de la fachada. Las puertas,
principal y laterales darían acceso al interior recomendándose curiosamente un
uso estacional: la puerta norte debería usarse preferentemente en verano, la
sur en invierno y la oeste en primavera y otoño y en grandes solemnidades.
Explanado el terreno se
procederá a la excavación de los cimientos que serán macizados con mampostería
de piedra dura y mortero de una parte de cal y dos de arena, dándoseles dos
centímetros y medio pie más de latitud a ambos lados de lo marcado en la
planta. Sobre el zócalo del templo, de cantería, se levantarían los muros de
fábrica mixta de ladrillo y mampostería. Se cubriría con una armadura de
parhilera que interiormente estaría enmascarada por bóvedas vidas. La torre
llevaría un chapitel de media naranja empizarrada o tejada con azulejos
vidriados.
“Los adornos interiores y exteriores de
canecillos, cornisas, basas, capiteles, tímpanos de las puertas y columnillas
que subdividen las ventanas, serán de barro cocido, el cual a la economía de
gastos reúne una gran perpetuidad, pues se tiene observado en las
construcciones más antiguas, que la piedra por dura que sea, se ha deshecho o
consumido en parte por la acción atmosférica de los tiempos y el ladrillo o
barro cocido permanece intacto sin deterioro alguno”.
Las ventanas irán
cerradas con vidrieras con los engastes de plomo. También se proyectaron cinco
altares y un púlpito con tornavoz en el lado del Evangelio. El total previsto
era de 179.117 reales, del que se habría de descontar la prestación ofrecida
por el vecindario. La obra se inició en 1863 y cuando estaba a punto de
cerrarse la cubierta surgieron problemas de solidez por las condiciones
arenosas del terreno que hicieron temer por la seguridad del edificio. Por ello
fue preciso excavar alrededor una zanja y rellenarla de piedra, consumiéndose
de este modo el capital total librado por el Gobierno.
Este aprobó conceder
nuevos fondos, si bien se hacía preciso suprimir los adornos considerados
superfluos, pues en nada afectaban a la solidez del edificio; pero tras
librarse 30.000 reales se detuvo el envío de capital, por lo que la Junta Local
debió acudir al arzobispo para que mediara con el Ministerio de Gracia y
Justicia ante la urgencia de cubrir el templo, expuesto a la destrucción y
pérdida de sus materiales (carta del cura de Gualchos Agustín Fernández Cabezas
al arzobispo de Granada. 21 de junio de 1866). A. Díaz de Losada, que fue el
director de los trabajos en 1871, escribe una airada carta exponiendo el
deplorable estado en que se encuentra el edificio desde que se paralizaron las
obras: “Lo que me sulfuró hasta el extremo fue el encontrarme que se están
continuando las obras de un templo de estilo bizantino por el pobre y honrado
albañil del pueblo sin más conocimiento ni más planos que la instrucción que le
ha dado desde Gualchos el Sr. Párroco, tendrá trabajado según ellos dicen unos
25 días el oficial y cuatro peones, lo mismo que hay que derribar. No los
arrojé del templo a latigazos porque los infelices no son más que autómatas”.
Como profesor de
arquitectura titular detuvo los trabajos bajo su responsabilidad, advirtiendo
al alcalde pedáneo que si el párroco intentaba reanudarlos se lo comunicaran
para poder dirigirse a ” la comisión de monumentos, a la Academia de San
Fernando, al ministro de Fomento, a España entera”. La defensa de respeto al
proyecto no puede ser más encendida por parte del arquitecto director, que está
dispuesto a enfrentarse con quien sea preciso para evitar que sean desvirtuados
los planos originales.
Dice estar en posesión
de los únicos planos del templo que le fueron otorgados en 1862, año en el que
le hizo cargo de la dirección Francisco Enríquez Ferrer, fallecido a principios
de 1871.
Ese mismo año, el
arquitecto del arzobispado José Contreras es encargado de concluir el techado
del templo y enrasamiento de algunas de sus partes, para lo que establece un
presupuesto de 8.734 pesetas y 75 céntimos, sin variar sustancialmente el
proyecto original, aunque en su informe se haga mención a la colocación de la
torre sobre la puerta y no tras la cabecera. Francisco Jiménez realiza un
esquema de la planta del edificio y del estado en que se encuentra la altura de
los muros, que firma el 16 de noviembre de 1872. El templo queda terminado en
1874.
Un dato interesante a poner de relieve, es
que nuestra entrañable iglesia de la Inmaculada Concepción, fue erigida como
parroquia el año 1907, a los treinta y tres años de la finalización de las
obras, según acredita el documento adjunto. (ARZOBISPADO DE GRANADA 1907).
Mi agradecimiento por los datos ofrecidos en el Blog
HISTORIA Y CULTURA DE CARCHUNA CALAHONDA
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