2 ago 2013

Representaciones Rupestres

Las pinturas perdidas. Breve reseña y problemática en torno a las representaciones rupestres  esquemáticas del Llano de Carchuna (Motril, Granada).


Carlos E. Sarompas Cazorla (Ldo. Geografía e Historia, UNED)


RESUMEN: se informa y discute sobre el hallazgo por H. Breuil, a principios del siglo XX, de dos representaciones rupestres esquemáticas en las proximidades del Llano de Carchuna (Motril, Granada) no localizadas desde entonces. Se realiza una breve descripción de las mismas y se señala su posible ubicación analizando el texto en el que se dieron a conocer.

PALABRAS CLAVE: Calahonda, Llano de Carchuna, pintura rupestre, arte esquemático, Breuil

Introducción


Quien se haya acercado al estudio o a la divulgación de la prehistoria de la costa granadina conocerá que la única información sobre pinturas rupestres en la zona se debe a la referencia y descripción que hacen  primero Breuil y Burkitt  (1929) y posteriormente solo el primero de ellos (Breuil, 1935) de dos figuras esquemáticas rupestres en un lugar concreto, pero desconocido actualmente, del Llano de Carchuna.

A parte de estas figuras, solo se conoce otra también de tipo esquemático realizada en un fragmento cerámico (fig. 1:1) hallado en la Cueva de los Murciélagos de Albuñol (Carrasco y Pachón, 2010).

Posteriormente, y pese a los denodados e intensos intentos por encontrarlas que realizó el Grupo de Actividades Espeleológicas de Motril (GAEM) en varias ocasiones desde 1980 – la última en fechas muy recientes-, nadie ha vuelto a encontrar las representaciones que Breuil dio a conocer, aunque el dato se sigue mencionando en diferentes catálogos, inventarios y bases de datos patrimoniales (Dir. Gral. Bienes Culturales, 1995; Archivo Gral. Consejería Cultura, 1989; López y Peña, 1998) o en el planeamiento urbanístico (Ayto. Motril, 2003).


Crónica de un descubrimiento


En el año 1913, Henri Breuil, prestigioso prehistoriador francés y uno de los primeros grandes especialistas en arte rupestre, inicia una serie de viajes por el sur de España acompañado del arqueólgo y antropólogo británico M. C. Burkitt. Estos viajes, que se prolongan a lo largo de varios meses en los años 1914, 1916, 1918 y 1919, tienen como objetivo localizar y describir la mayor  cantidad posible de lugares con representaciones de lo que denominan como Arte Español del Grupo III y que hoy se conoce de manera genérica como Arte Esquemático, esto es, el conjunto de representaciones de cacter esquemático –en las que se simplifican los elementos de un objeto para que puedan ser identificados por cualquier observador o por los conocedores del código que las inspiró- realizados de acuerdo con una temática convencionalizada y estereotipada no naturalista en la que las representaciones parecen reducirse a un patrón o a un mbolo, elaboradas sobre un soporte rupestre o mueble con una cronología que más o menos se circunscribe a los inicios de la metalurgia (Neolítico final y Calcolítico).

En esta búsqueda, Breuil y Burkitt recorren especialmente el entorno del Campo de Gibraltar y las sierras gaditanas, aunque también se adentraron en varias comarcas malagueñas y granadinas. En la costa granadina localizaron varias representaciones rupestres de carácter esquemático; las únicas de este tipo que descubrieron en la provincia: son las pinturas perdidas del Llano de Carchuna.

El viaje por el sur peninsular de Breuil y Burkitt y los descubrimientos que realizan quedan plasmados en el libro Rock painting of Southern Andalusia: a description of a Neolithic and Copper Age art group (fig. 1: 2) cuyo capítulo X se lo dedican a las provincias de Málaga y Granada.

En la página 82 del libro, los autores describen el hallazgo de algunas representaciones esquemáticas en el Llano de Carchuna de la siguiente manera:
"El lugar más cercano a la Cueva de los Porqueros (zona de Fuente de Piedra- Mollina, Málaga) en el litoral entre Málaga y Almería lo encuentra Breuil cuando se desplazaba a caballo por  la costa  entre Albuñol y Motril. El 18 de febrero de 1918 llaman la atención de Breuil algunas pinturas recientes realizadas en cal en las proximidades de Calahonda. Concretamente en el borde occidental (sic) del Llano de Carchuna. Pensó que quien realizó estos dibujos modernos podría haberse inspirado en otros más antiguos. Así que deel camino, se acercó a los acantilados y localizó dos figuras juntas en rojo brillante pero descolorido, que resistieron la prueba del lavado con los que  demostraron ser realmente prehistóricas. Ambas se asemejan a figuras humanas esquemáticas, una de ellas, una simple cruz y del otro un arzobispo o doble cruz. Debido al imprevisto de este descubrimiento fortuito, Breuil las dibujó a mano alzada en su cuaderno de notas; la primera figura  mide unos 50 cm de altura y la segunda 55 cm". (fig. 1: 3).


Interpretación y aclaraciones sobre la descripción de la localización


El lugar exacto donde se localizaan las figuras puede intentar deducirse a partir del  exto de Breuil aunque su excesiva concisión y el hecho de que proporcione información contradictoria dificultan de manera importante esta tarea.

En primer lugar, Breuil habla del borde occidental del Llano de Carchuna para referirse al lugar donde se encuentran las pinturas recientes realizadas en cal y además indica que están en las proximidades de Calahonda. Y aquí está pues la confusión, ya que Calahonda se encuentra en la zona oriental del Llano y no en la occidental; además, si el procedía de Albuñol, lo lógico es que, una vez sorteados la zona de acantilados que hay entre Castell de Ferro y Calahonda, llegara a  la localidad caleña antes de adentrarse en el Llano de Carchuna y, siguiendo la secuencia del viaje que describe, sería allí donde localizaría las pinturas recientes que cree que podrían haber estado inspiradas en otras prehistóricas y que, continuando hacia el oeste, poco después de dejar Calahonda, abandonase el camino y localizase las representaciones esquemáticas.
                   

Figura 1: (1) Fragmento cerámico con restos de una representación esquemática procedente de la Cueva de los Murciélagos de Albuñol (Carrasco y Pachón, 2010); (2) y (3) Portada original y fragmento donde se escriben las representaciones esquemáticas del Llano de Carchuna del libro Rock painting of Southern Andalusia: a description         of a Neolithic and Copper               Age argroup.



Es precisamente en este punto, y en segundo lugar, donde puede hallarse otra de las posibles confusiones, ya que dice abandonar el camino para acercarse a los acantilados donde encuentra las representaciones.

Respecto a la primera problemática planteada, es posible que Breuil pudiera haberse confundido simplemente; en este sentido, García Sánchez y Pellicer (1959) indican que "En febrero de 1918, H. Breuil descubre otro grupo de pinturas en la parte este del Llano de Carchuna, en rmino de Calahonda" corrigiendo el error del texto original.

En cuanto al segundo aspecto confuso del texto, es muy probable que el término acantilado se  utilice en sentido amplio para referirse a un cortado rocoso y no a un acantilado marino que es en el sentido en el que normalmente usamos esta palabra.


El tema representado. Descripción de las figuras.


Los dibujos encontrados son pues dos figuras de unos 50 cm de altura (fig. 2: 1) realizadas  sobre  la pared de una covacha o abrigo en las cercanías de Calahonda con algún tipo de pigmento rojo.

El primero de ellos, de unos 50 cm (fig. 2: 2) presenta forma de cruz latina con engrosamiento en la parte terminal de cada brazo, siendo el inferior algo más evidente y los tres superiores menos  realzados pero con presencia de entrantes y salientes en su borde a modo de digitaciones (tres en el  caso de los brazos laterales y cuatro en el superior). Completan la figura dos líneas curvas que, sin llegar a tocarlos, unen a modo de arco los brazos laterales con la zona mediana del brazo inferior.

El  segundo, algo mayor, de unos 55 cm (fig. 2: 3), es más complejo y presenta forma de doble cruz latina con el brazo inferior terminado en una especie de gancho que se inicia en un abultamiento en el tercio inferior de dicho brazo. Por su parte, el extremo superior finaliza en un  adelgazamiento de borde redondeado. Los brazos laterales presentan diferencias en sus  terminaciones;  mientras  que los de la derecha tienen los bordes digitados (más el inferior, con aspecto ramiforme), los de la izquierda están unidos por una tenue línea curva y del superior salen dos protuberancias alargadas algo curvas que parecen buscar al brazo vertical y unas finas líneas en forma de ramitas verticales que tienden a separase.





Figura 2: (1) Lámina XXXIII con pinturas esquemáticas descritas en varios yacimientos andaluces. (2) Detalle de las figuras halladas en el Llano de Carchuna (obsérvese como la escala del dibujo no coincide con el tamaño de las representaciones tal y como se describen en el texto).

Para Breuil y Burkitt, este tipo de figuras son representaciones convencionales del ser humano en las que, por omisión de las piernas, la forma degenera en una cruz (Breuil y Burkitt, 1929: 6). El nombre de  arzobispo que se le da en el texto a la figura más grande se debe a que las cruces arzobispales presentan dos brazos transversales.

Actualmente dos son las listas tipológicas más utilizadas para su clasificación (Sanchidrián, 2001).  En la primera de ellas (Acosta 1968  y 1983), la fig. 2: 2 se clasificaría como un antropomorfo cruciforme en su variante de cruz latina donde el trazo vertical representaría el eje cabeza-torso y el horizontal, los brazos extendidos. La fig. 2: 3 no entraría en principio en ninguno de los tipos definidos por este autor aunque creo que podría considerarse como una variante con doble trazo horizontal del anterior.

Según la clasificación de Bécares  (1983) la fig. 2: 2 sea, al igual que en Acosta, un antropomorfo de tipo cruciforme (Af 4.2 es el código que la da Bécares), mientras que la fig. 2: 3  correspondería con un antropomorfo de brazos y piernas en cruz (Af 4.1).

El significado de dichas figuras se relaciona con las diferentes interpretaciones que se han hecho  hasta el momento de lo que Sanchidrián llama pintura esquemática típica (Sanchidrián, 2001: 442). Siguiendo a este mismo autor, desde los inicios del siglo XX se relaciona la pintura esquemática con el mundo funerario por la coincidencia entre muchas de las representaciones esquemáticas rupestres y las halladas en las tumbas megalíticas. También Breuil (1935), propuso, además del funerario, una relación con los vínculos matrimoniales y más tarde, Acosta (1968 y 1983) vio en ellas una especie de lenguaje ideográfico que, de alguna manera, traducía en imágenes la vida cotidiana y los cultos religiosos de las gentes que los realizaron.

En la actualidad, no parece haber duda sobre la importancia simbólica de los sitios donde se realizaron, tanto por la coincidencia en el mismo lugar con representaciones de otros estilos artísticos anteriores, como por la falta de un horizonte arqueológico en estos lugares que revela su falta de uso con otros fines que no fuesen los simbólicos- eligiosos. Por otra parte, el hecho de que solo unos pocos de los abrigos disponibles estuviesen decorados implica una apropiación cultural del lugar  que, podría tener relación con algún tipo de control territorial (Martínez García, 1998).


CONCLUSIÓN. ¿DÓNDE ESTÁN LAS PINTURAS?


Nada sabemos en la actualidad de estas representaciones descritas por Breuil y Burkitt en su libro que no vayan más allá de las referencias bibliográficas o la inclusión en los diferentes inventarios y bases de datos mencionadas en la introducción.

Es probable que las pinturas hayan desaparecido por causas naturales o por la mano del hombre durante el intenso proceso de transformación del paisaje que ha tenido lugar en la zona durante el último siglo, pero hay algunos aspectos que nos llaman la atención y no podemos olvidar.









Figura 3: (1) Detalle del Mapa Topográfico 1:50000 en su 1ª Ed de 1938 (IGN).  (2) y (3) Fotografía área y detalle del Mapa Topográfico 1:50000 en la actualidad con indicación de la de la zona donde probablemente se encontrarían las pinturas rupestres (Google Earth e IGN).

En primer  lugar,  el  "carácter prehistórico"  de  las  representaciones;  Breuil,  primero observa en las cercanías de Calahonda -probablemente en los acantilados y riscos que orlan la localidad- imágenes  pintadas en cal que le recuerdan las que tantas veces ha visto  en  otros  lugares  de  Andalucía  y  cree  que  los  lugareños  que  las  hicieron recientemente pudieron haberlas copiado de otras preexistentes que estuviesen en algún lugar cercano; es entonces cuando deja el camino y, tras buscar en las paredes calizas cercanas, las encuentra y comprueba, mojándolas, que son prehistóricas ya que la caliza había formado sobre ellas una costra que las protege e impide que puedan borrarse al humedecerlas.

En segundo lugar, su gran tamaño -por encima de la media en este tipo de representaciones que se encuentra entre los 10 y 30 cm de alto (Sanchidrián, 2001: 443)- debería haber facilitado su localización posterior. En este punto, no obstante, es importante indicar el tamaño que el descubridor atribuye  a las figuras en la descripción que hace de las mismas no coincide con el tamaño en el que las representa en la lámina correspondiente (fig. 2: 2).

Por último, teniendo en cuenta que: (1) el camino, que partiendo de Calahonda se adentraba en el Llano de Carchuna, seguía en gran medida la carretera actual (fig. 3: 1); (2) que el sentido del viaje de Breuil era hacia Motril y (3) que según parece sólo necesitó  apartarse del camino para encontrar las representaciones, es de suponer que éstas debían situarse en los antiguos acantilados marinos que se encuentran a la derecha de la carretera N-340, entre las proximidades del actual campo de fútbol de la localidad y de la EDAR (fig. 3: 2-3) que es la zona donde las características geomorfológicas y la presencia  de  materiales  rocosos  calizos  facilitaan  la  realización  de  este  tipo  de representaciones.  En  relación con  esto,  algunos miembros del  mencionado GAEM, creen posible que éstas no hayan existido nunca ya que de lo contrario  seguramente habrían dejado algún rastro en la toponimia de la zona y que en el caso de que realmente hubieran estado representadas en alguno de los tajos cercanos al Llano, uno de los lugares más apropiados sería una veda hoy colapsada cercana la actual tanatorio de Carchuna-Calahonda N tenemos   constancia no   obstante,   que   Breuil   hubiera confundido en otras ocasiones este tipo de representaciones o su localización, aunque cabe la posibilidad.

Tal vez, en un futuro no lejano, y tras la continuidad de los trabajos de prospección en la zona, se terminen por encontrar estas representaciones rupestres; de lo contrario, las pinturas del Llano de Carchuna continuarán perdidas y seguirán siendo un recuerdo lejano plasmado en la página 82 y en lámina XXXIII de un libro inglés del primer tercio del siglo XX.


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