Las pinturas
perdidas. Breve reseña y problemática en torno
a las representaciones rupestres esquemáticas
del Llano de Carchuna (Motril, Granada).
Carlos E. Sarompas Cazorla (Ldo. Geografía e Historia, UNED)
RESUMEN: se informa y discute sobre el hallazgo por H. Breuil, a principios del siglo XX, de dos representaciones rupestres esquemáticas en
las
proximidades del Llano de Carchuna (Motril, Granada) no localizadas desde entonces. Se realiza una breve descripción de las mismas y se señala su posible ubicación analizando
el texto en el que se dieron a
conocer.
PALABRAS CLAVE: Calahonda,
Llano de
Carchuna, pintura rupestre, arte esquemático, Breuil
Introducción
Quien se haya acercado al estudio o a la divulgación de la prehistoria de la costa
granadina conocerá
que la única información sobre pinturas rupestres en la zona se debe a la referencia y descripción
que hacen primero Breuil
y Burkitt (1929) y posteriormente solo el primero
de ellos (Breuil, 1935) de dos figuras esquemáticas
rupestres en un lugar
concreto, pero
desconocido
actualmente, del Llano de Carchuna.
A parte de estas
figuras, solo se conoce otra también de tipo esquemático
realizada en un fragmento cerámico (fig. 1:1) hallado en la Cueva de los Murciélagos de
Albuñol (Carrasco y Pachón,
2010).
Posteriormente, y pese a los denodados e intensos intentos por encontrarlas que
realizó el Grupo de Actividades Espeleológicas de Motril (GAEM) en varias ocasiones
desde 1980 – la última
en fechas
muy recientes-,
nadie ha vuelto a encontrar las representaciones
que Breuil dio a conocer, aunque el dato se sigue
mencionando en
diferentes catálogos, inventarios y bases de datos
patrimoniales (Dir. Gral. Bienes
Culturales, 1995; Archivo
Gral. Consejería Cultura, 1989; López y Peña, 1998) o en el planeamiento
urbanístico (Ayto.
Motril, 2003).
Crónica de un
descubrimiento
En el año 1913, Henri Breuil, prestigioso prehistoriador francés y uno de los
primeros grandes especialistas en arte rupestre, inicia una serie de viajes por el sur de
España acompañado del arqueólgo y antropólogo británico M. C. Burkitt. Estos viajes,
que se prolongan a lo largo
de varios meses en los años 1914, 1916, 1918 y 1919, tienen
como objetivo localizar
y describir la mayor cantidad posible de lugares con representaciones de lo que denominan como Arte Español del Grupo III
y que
hoy se conoce
de manera genérica como
Arte Esquemático, esto es,
el conjunto de representaciones de carácter esquemático –en las que se simplifican los elementos de un objeto para que puedan
ser
identificados por cualquier observador
o por los conocedores del código que las inspiró- realizados de acuerdo
con
una temática convencionalizada y estereotipada no naturalista en la que las
representaciones parecen reducirse a un patrón
o a
un símbolo, elaboradas sobre un soporte rupestre o mueble con una cronología que más o menos se circunscribe a los inicios de la metalurgia
(Neolítico
final y Calcolítico).
En esta búsqueda, Breuil y Burkitt recorren especialmente el entorno del Campo
de Gibraltar y las sierras gaditanas, aunque también se adentraron en varias comarcas malagueñas
y granadinas. En
la costa granadina localizaron varias representaciones rupestres de carácter esquemático;
las únicas de este tipo que descubrieron en
la provincia: son las pinturas perdidas
del
Llano de Carchuna.
El viaje por el sur peninsular de Breuil y Burkitt y los descubrimientos que
realizan
quedan plasmados en el
libro Rock painting
of Southern Andalusia: a description of a Neolithic
and Copper Age art group (fig. 1: 2)
cuyo capítulo X se lo dedican a las
provincias de Málaga y Granada.
En la página
82 del libro, los autores describen
el hallazgo
de algunas representaciones esquemáticas en el Llano de Carchuna de la siguiente
manera:
"El lugar más cercano a la Cueva de los Porqueros (zona de Fuente de Piedra-
Mollina,
Málaga) en el litoral entre Málaga y Almería lo encuentra Breuil cuando se
desplazaba a caballo por la costa entre Albuñol
y Motril. El 18 de febrero
de 1918 llaman la atención
de Breuil algunas pinturas
recientes realizadas en
cal en las proximidades de Calahonda.
Concretamente en el borde occidental (sic) del Llano de Carchuna.
Pensó que quien realizó
estos dibujos modernos podría haberse inspirado en
otros más antiguos. Así que
dejó el camino, se acercó a los acantilados y localizó dos figuras juntas en rojo brillante pero descolorido, que resistieron la prueba del lavado
con
los que demostraron ser realmente prehistóricas. Ambas se asemejan a figuras humanas esquemáticas, una
de ellas, una simple cruz y del otro un arzobispo o doble cruz. Debido al imprevisto de este descubrimiento fortuito, Breuil las dibujó a mano alzada en su cuaderno de notas; la primera figura mide
unos 50 cm de altura y la segunda
55 cm". (fig. 1: 3).
Interpretación y aclaraciones sobre la
descripción de la
localización
El lugar exacto donde se localizarían las figuras puede intentar deducirse a partir del
exto
de Breuil aunque su excesiva concisión y el
hecho de que proporcione
información contradictoria dificultan
de manera importante
esta tarea.
En primer lugar, Breuil habla del borde occidental del Llano de Carchuna para
referirse al lugar donde se encuentran las pinturas recientes realizadas en cal y además indica que están
en
las proximidades de Calahonda. Y aquí está pues la confusión, ya que Calahonda se encuentra en la zona oriental del Llano y no en la occidental; además, si el procedía de
Albuñol, lo lógico es que, una vez sorteados la zona de acantilados que hay entre Castell
de Ferro y Calahonda,
llegara a la localidad
caleña antes de adentrarse en el Llano de
Carchuna y, siguiendo la secuencia del viaje que describe, sería allí
donde localizaría las
pinturas recientes que cree que podrían haber estado inspiradas en
otras prehistóricas y que,
continuando hacia el oeste, poco después de dejar Calahonda,
abandonase el camino y
localizase las representaciones esquemáticas.
Figura 1: (1) Fragmento cerámico con restos de una representación esquemática procedente de la Cueva
de
los Murciélagos de Albuñol (Carrasco y Pachón, 2010); (2) y (3) Portada original y fragmento
donde se escriben las representaciones esquemáticas del Llano de Carchuna del libro Rock painting of
Southern
Andalusia: a description of a Neolithic and
Copper Age art group.
Es precisamente en este punto, y
en
segundo lugar, donde puede hallarse otra de
las posibles confusiones, ya
que dice abandonar
el camino para
acercarse a los
acantilados donde encuentra las
representaciones.
Respecto a la primera problemática planteada, es posible que Breuil pudiera
haberse
confundido simplemente;
en este
sentido, García
Sánchez y
Pellicer
(1959) indican que "En febrero de 1918, H. Breuil descubre otro grupo de pinturas en la parte
este del Llano de Carchuna, en término de Calahonda"
corrigiendo el error del texto
original.
En cuanto al segundo aspecto confuso del texto, es muy probable que el término
acantilado se utilice en sentido amplio para referirse a un cortado rocoso y no a un acantilado marino
que
es en el sentido en el
que normalmente usamos
esta palabra.
El tema representado. Descripción de las figuras.
Los dibujos encontrados son pues dos figuras de unos 50 cm de altura (fig. 2: 1) realizadas
sobre
la pared de una covacha o abrigo en las cercanías de Calahonda con
algún tipo de pigmento rojo.
El primero de ellos, de unos 50 cm (fig. 2: 2) presenta forma de cruz latina con
engrosamiento en la parte terminal de cada brazo, siendo el inferior algo más evidente
y los tres superiores menos realzados pero con presencia de entrantes y salientes en su
borde a modo de digitaciones (tres en el
caso de los brazos laterales y cuatro en el superior). Completan la figura dos líneas curvas que, sin llegar a tocarlos, unen a modo
de arco los brazos
laterales con
la zona mediana del brazo inferior.
El segundo,
algo mayor, de unos 55 cm (fig. 2: 3),
es más complejo
y presenta
forma de doble cruz latina con el brazo inferior terminado en una especie de gancho que se inicia en un abultamiento en el tercio inferior de dicho brazo. Por su parte, el extremo
superior finaliza en un adelgazamiento de borde redondeado. Los
brazos laterales presentan
diferencias en sus
terminaciones; mientras
que los de la derecha tienen los
bordes digitados (más el inferior, con aspecto ramiforme), los de la izquierda están unidos por una tenue línea curva y del superior salen dos protuberancias alargadas algo
curvas que parecen buscar al brazo vertical y unas finas líneas en forma de ramitas
verticales que tienden
a separase.
Figura 2: (1) Lámina XXXIII con pinturas esquemáticas descritas en varios yacimientos andaluces. (2) Detalle de las figuras halladas en el Llano de Carchuna (obsérvese como la escala del dibujo no coincide
con el tamaño
de las representaciones tal y como se
describen en el texto).
Para Breuil y Burkitt, este tipo de figuras son representaciones convencionales
del
ser humano en las que, por omisión de las piernas, la forma degenera en una cruz (Breuil
y Burkitt, 1929: 6). El nombre de arzobispo que se le da en el texto a la figura
más grande se debe a que las
cruces arzobispales
presentan dos brazos transversales.
Actualmente
dos son las listas tipológicas más utilizadas para su clasificación
(Sanchidrián, 2001). En la primera de ellas (Acosta 1968 y 1983), la fig. 2: 2 se
clasificaría como un antropomorfo cruciforme en su variante de cruz latina donde el
trazo vertical representaría el eje cabeza-torso y el horizontal, los brazos extendidos. La fig. 2: 3 no entraría en principio
en ninguno de los tipos definidos
por este autor aunque
creo
que podría considerarse como una variante con
doble trazo horizontal del
anterior.
Según la clasificación de Bécares (1983) la fig. 2: 2 sería, al igual que en Acosta,
un antropomorfo de tipo cruciforme (Af 4.2 es el código que la da Bécares), mientras
que la fig. 2: 3 correspondería con un antropomorfo de brazos y piernas en
cruz (Af 4.1).
El significado de dichas figuras se relaciona con las diferentes interpretaciones que
se han hecho hasta el momento de lo que Sanchidrián llama pintura esquemática
típica (Sanchidrián, 2001: 442). Siguiendo a este mismo autor, desde los inicios del
siglo XX se relaciona la pintura
esquemática con
el mundo funerario por la coincidencia entre muchas de las representaciones esquemáticas rupestres
y las halladas en
las tumbas megalíticas. También
Breuil (1935), propuso, además
del
funerario, una relación con los
vínculos matrimoniales y más tarde, Acosta (1968 y 1983) vio en ellas una especie de
lenguaje ideográfico que, de
alguna manera, traducía en
imágenes
la vida cotidiana y los
cultos religiosos de las gentes que
los realizaron.
En la actualidad, no parece haber duda sobre la importancia simbólica de los sitios
donde se realizaron, tanto por la coincidencia en
el mismo lugar con representaciones de otros estilos artísticos anteriores, como por la falta de un horizonte
arqueológico en estos lugares que revela su falta de uso con otros fines que no fuesen los simbólicos- eligiosos. Por otra parte, el hecho de que solo unos pocos de los abrigos disponibles estuviesen decorados implica una apropiación cultural del lugar
que, podría tener
relación con algún tipo
de control territorial (Martínez García, 1998).
CONCLUSIÓN. ¿DÓNDE ESTÁN LAS
PINTURAS?
Nada sabemos en la actualidad de estas representaciones descritas por Breuil y Burkitt en su libro que no vayan más allá de las referencias bibliográficas o la inclusión
en los diferentes inventarios y bases de datos
mencionadas en la
introducción.
Es probable que las pinturas hayan desaparecido por causas naturales o por la
mano del hombre durante el intenso proceso de transformación del paisaje que ha tenido
lugar en la zona durante el último siglo, pero hay algunos
aspectos que nos llaman la
atención y no podemos
olvidar.
Figura 3: (1) Detalle del Mapa Topográfico 1:50000 en su 1ª Ed de 1938 (IGN).
(2) y (3) Fotografía
área
y detalle del Mapa Topográfico 1:50000 en la actualidad con indicación de la de la zona donde
probablemente se encontrarían las pinturas rupestres (Google Earth e IGN).
En primer lugar,
el "carácter prehistórico"
de las representaciones; Breuil,
primero observa en las cercanías de Calahonda -probablemente en los acantilados y riscos que orlan la localidad- imágenes pintadas en cal que le recuerdan las que tantas veces ha
visto en otros lugares
de
Andalucía y cree que los lugareños que
las
hicieron recientemente pudieron haberlas copiado de otras preexistentes que estuviesen en algún
lugar cercano; es entonces cuando deja el camino y, tras buscar en las paredes calizas
cercanas, las encuentra y comprueba, mojándolas, que son prehistóricas ya que la caliza había formado sobre ellas una costra
que las protege e impide que puedan borrarse al humedecerlas.
En segundo lugar, su gran tamaño -por encima de la media en este tipo de representaciones que se encuentra entre los 10 y 30 cm de alto (Sanchidrián, 2001:
443)- debería haber facilitado su localización posterior. En este punto, no obstante, es
importante indicar el tamaño que el descubridor atribuye a las figuras en la descripción que
hace de las mismas no coincide
con el tamaño en el que las representa en la lámina correspondiente (fig. 2: 2).
Por último, teniendo en cuenta que: (1) el camino, que partiendo de Calahonda se adentraba en el Llano de Carchuna, seguía en gran medida la carretera actual (fig. 3:
1); (2) que el sentido del viaje de Breuil era hacia Motril
y (3) que según parece sólo necesitó apartarse del camino para encontrar las representaciones, es de suponer que
éstas debían situarse en los antiguos acantilados marinos que se encuentran a la derecha
de la
carretera N-340, entre las proximidades del actual campo de fútbol de la localidad y de la EDAR (fig. 3: 2-3) que es la zona donde las características geomorfológicas y la
presencia de materiales
rocosos calizos facilitarían la realización
de
este tipo
de representaciones. En relación con
esto, algunos miembros del
mencionado GAEM,
creen posible que éstas no hayan existido nunca ya que de lo contrario
seguramente
habrían
dejado algún rastro
en la toponimia de la zona y que en el caso
de que realmente hubieran estado representadas en alguno de los tajos cercanos al Llano, uno de los lugares más apropiados sería una bóveda hoy colapsada cercana la actual tanatorio de
Carchuna-Calahonda. No tenemos constancia, no
obstante, que
Breuil
hubiera
confundido en otras ocasiones este tipo de representaciones o su localización, aunque cabe la posibilidad.
Tal
vez,
en un futuro no lejano, y tras la continuidad
de los trabajos de prospección en la zona, se terminen por encontrar estas representaciones rupestres; de lo contrario, las
pinturas del Llano de Carchuna continuarán perdidas y seguirán siendo un recuerdo
lejano plasmado en la página 82 y en lámina
XXXIII de un libro inglés del
primer tercio del siglo
XX.
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